Con la entrada en vigor de la normativa UE 1169/2011, el Parlamento Europeo dictó la obligación de indicar el origen de la carne fresca de caprino, cerdo, ovino y aves de corral, además de la de vacuno, que ya debía hacerlo antes de esta nueva ley. De esta manera, el consumidor tiene a su disposición toda la información sobre la procedencia de los productos cárnicos frescos y puede decidir sobre su compra con más datos en su poder.
Para que esto sea posible, es especialmente importante contar con métodos efectivos que controlen la trazabilidad de estos productos, pero no solo para cumplir la normativa, sino, también, para permitir a productores y distribuidores tener un conocimiento en tiempo real sobre el estado y la ubicación de la carne.
Una de las mejores maneras de realizar este control es mediante el uso de las etiquetas RFID.
Etiquetas RFID para la trazabilidad de la carne
Las etiquetas RFID contienen pequeñas antenas de radiofrecuencia que les permiten comunicarse con lectores o emisores para transmitir datos -ya que algunas etiquetas también pueden almacenarlos-.
Si trasladamos esta tecnología al sector cárnico, el resultado es que los diferentes actores de la industria cárnica y el propio consumidor pueden conocer en todo momento el origen, composición y otra serie de datos sobre los productos cárnicos y sus derivados, como por ejemplo:
- Lugar de origen de la carne.
- Forma de sacrificio del animal.
- Temperatura de almacenaje de la carne en diferentes momentos.
- Método de almacenaje de la carne.
- Tratamientos a que se ha sometido el producto.
- En caso de productos elaborados, ingredientes, conservantes y otros aditivos.
- Fecha de elaboración y caducidad.
Además de toda la información que proporcionan las etiquetas, estas permiten al productor un control del stock impensable con otros métodos. En todo momento conoceremos qué productos tenemos en planta y dónde están ubicados, en tiempo real, lo que nos permite reducir las roturas de stock, así como las pérdidas por causas desconocidas.
Así mismo, podemos realizar seguimiento de otros elementos que intervengan en el tratamiento y almacenaje, como embalajes y palets. De esta manera, sabremos cuáles de estos elementos están dentro de su vida útil y cuáles deben ser reemplazados.
Etiquetas RFID y seguridad alimentaria
Dado que cada animal es identificado desde su nacimiento y que, tras su sacrificio, se envía una muestra a laboratorio para ser analizada, si toda la carne procedente de este animal es correctamente etiquetada con tecnología RFID, se añade un plus de seguridad al proceso. En el caso de que en laboratorio los resultados no fueran del todo satisfactorios, podrían localizarse de inmediato todas las piezas de carne del animal en cuestión y ser retiradas de la cadena de proceso.
Otras aplicaciones del etiquetado al sector alimentario
Las etiquetas RFID, además, pueden combinarse con otro tipo de etiquetas, como las QR, que pueden ser leídas fácilmente por el consumidor final con su smartphone. De esta manera, podría obtener datos detallados sobre el producto en sí, su trazabilidad, ingredientes, etc., así como otros datos adicionales que quiera incluir el productor: desde información de la empresa a consejos útiles, como recetas.
La tecnología RFID es realmente versátil y, día tras día, vemos que tiene cada vez más aplicaciones en sectores muy diversos. Las etiquetas RFID tienen mucho futuro y adaptarse a ellas es una de las mejores bazas para aumentar la competitividad de muchas empresas. Consúltanos y te informaremos sobre cómo dar el paso al RFID.