Una investigación sociológica europea promovida por CITA (Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón) y el proyecto europeo Clymbol estudiará la influencia que el etiquetado de los alimentos tiene sobre el comportamiento de los consumidores en el lugar de compra.
El estudio se está llevando a cabo esta misma semana –del 2 al 9 de junio– en la ciudad de Zaragoza y para ello se han reclutado 200 voluntarios mayores de 18 años; de entre los voluntarios se ha excluido a los que estén sometidos a una dieta estricta prescrita por un médico, los que tengan alergia o intolerancia a algún alimento, los vegetarianos y veganos, y a los daltónicos.
Los voluntarios acuden a una fecha y hora previamente acordadas y se les pide no haber ingerido ningún alimento ni bebida –excepto agua– en las dos horas previas a la cita. Una vez en el Centro Público Demostrador de Logística de ITA –lugar elegido para el experimento– se llevará a los voluntarios a un supermercado simulado donde deberán elegir entre un gran surtido de cajas de cereales.
El objetivo del experimento es conocer cuáles son los efectos de la información y los símbolos del etiquetado de productos a la hora de escoger entre una amplia gama de productos, y cómo afectan al consumo y al comportamiento de compra.
Organismos promotores del estudio
Esta investigación está promovida por el CITA del Gobierno de Aragón y el proyecto Clymbol. El primero es un organismo de investigación público, cuyo objetivo es impulsar la innovación, la investigación científica y el desarrollo tecnológico en las industrias agroalimentarias; el CITA realiza proyectos tanto a nivel regional, como nacional o europeo, como es el caso que nos ocupa. Además, cada vez con mayor frecuencia, colabora con empresas privadas del sector agroalimentario.
Por su parte, Clymbol es un proyecto de investigación que se desarrolla entre 2012 y 2016, financiado por la Comisión Europea. Su objetivo es comprender mejor cómo afectan las informaciones sobre propiedades saludables y los símbolos en las etiquetas de los alimentos al comportamiento de compra.
El proyecto Clymbol tiene en cuenta las diferencias individuales de los consumidores, así como las características específicas de cada país miembro de la Unión Europea en cuanto al uso y su relación con el etiquetado de alimentos.
El objetivo del proyecto es proporcionar a los responsables políticos y a la industria alimentarias una serie de recomendaciones sobre la forma de transmitir información acerca de las propiedades saludables de los alimentos y cómo utilizar los diferentes símbolos del etiquetado alimentario para fortalecer la elección informada del consumidor, así como para promover una alimentación saludable.
¿Leen los consumidores las etiquetas de los alimentos?
Un reciente estudio realizado por Consumolab, el centro de la Asociación de Investigación de la Industria Agroalimentaria especializado en el estudio del comportamiento del consumidor, concluyó que el 90% de los consumidores sí leen las etiquetas.
El estudio, en forma de encuesta, se realizó el pasado mes de febrero a 2.500 sujetos de todo el territorio nacional y de diversos rangos de edad. La conclusión es que 9 de cada 10 se fija en la información proporcionada en el etiquetado alimentario; de ellos, el 65% afirma leerla siempre y el 25%, si es un producto nuevo o que adquieren por primera vez.
De esta encuesta también sale a relucir el dato de que el 100% de las personas que tienen una alergia, intolerancia o patología, así como quienes siguen una dieta estricta leen las etiquetas de los productos alimentarios antes de adquirirlos.
La información en la que más se fijan los encuestados es, por este orden, la fecha de caducidad o de consumo preferente, los ingredientes y la información nutricional. Por el contrario, los datos menos consultados en la etiqueta son el país de origen del alimento, el fabricante y los alérgenos –entre los consumidores sin patologías, obviamente–.
Además, se consultó a los participantes del estudio acerca de su percepción sobre los cambios en el etiquetado a raíz de la entrada en vigor de la nueva normativa: el 61% afirma no haber notado ningún cambio y el 39% declara que la información es ahora más clara.